(Antes de seguir leyendo, aquí esta la primera parte del relato: http://hechodecontradicciones.blogspot.com/2012/01/origen-secreto1-parte.html )
Bienvenidos al nuevo capitulo de este apasionante relato que espero, os mantenga pegados a la pantalla durante los 5 minutos que tardareis (como mucho) en leerlo. En esta nueva entrega, abordaremos el axioma básico de cualquier dicotomía héroe/villano: La Grandeza de uno se mide por el tamaño de su opuesto. Preparados. Listos. ¡Ya!
Le faltaba poco para cumplir 0cho años cuando nuestro intrépido pr
otagonista conoció a su primer enemigo. Era un ente de maldad pura que respondía al sobrenombre de "La Chinche". (aquí debería insertarse un efecto sonoro dramático similar a este:http://www.instantsfun.es/drama )
La Chinche era su profesora de 3º . Y desde el momento en que el pequeño Ender entro en el aula noto una fuerte maldad proviniente de la mesa donde ella se sentaba para impartir sus clases. En aquel instante no supo que era, pero los pelos de su nuca se erizaron al sentirlo. Sin embargo, poco a poco fue dando forma a esa sensación. Primero, vio como trataba a los alumnos malos. Sus castigos, sus suspensos... He de hacer aquí una pausa para contar que desde su intento de usurpación del dibujador de setas había decidido posponer sus actos de villanía para el momento en que estuviese preparado para asestar todos los golpes necesario para hacerse con el dominio mundial. Mientras tanto, traba de ser un
niño modélico, un estudiante modélico y un... cualquier cosa modélico. Dicho esto, no es de extrañar, que a pesar de ver como trataba así a los otros niños que no eran tan... modélicos, no le preocupaba. Todo cambio cuando empezó a ir a por él.
Fue con un ataque directo y certero. Todos en el aula estaban concentrados haciendo un ejercicio cuya temática ha caído en el olvido de la historia, y la verdad, tampoco tiene importancia. El silencio solo era roto por el sonido de lapices deslizándose sobre papel cuadriculado, cuando de repente un rugido surco la clase. Era una voz proviniente de ultratumba... de ultratumba, y más concretamente de la esquina donde se hallaba la silla donde se sentaba La Chinche:
- ¡PERO BUENO! ¡POR EL AMOR DE DIOS! ¡DIVIDIR CON "B"! ¡DIVIDIR CON "B"!
La mujer se levanto de su asiento, y cual esperpento cruzó la clase hasta su pupitre, y continuo repitiéndolo una y otra vez a excasos centímetros de su cara.
-¡DIVIDIR CON "B"! ¡DIVIDIR CON "B"!¡DIVIDIR C
ON "B"! ¡DIVIDIR CON "B"!¡DIVIDIR CON "B"! ¡DIVIDIR CON "B"!¡DIVIDIR CON "B"! ¡DIVIDIR CON "B"!¡DIVIDIR CON "B"! ¡DIVIDIR CON "B"!
Se giró y se marchó de nuevo a su mesa para continuar corrigiendo los examenes. El pobre Ender en aquel momento no sabia si le estaba riñendo por haberlo escrito con "b", o le estaba gritando para que se enterase de que esa era la manera correcta de escribirlo. Cosas de la memetica, esto se convirtió en un lastre, pues desde ese momento, cada vez que intentase escribir la palabra "dividir" escucharía esa voz gutural gritándolo una y otra vez, haciéndole dudar cada vez que fuese a escribirlo sobre cual es la manera correcta de hacerlo.
Con los años, esa duda e incertidumbre arraigo en él, y como una semilla germino y creció, y se convirtió en una leve dislexia, que le perseguiría como su kriptonita personal durante toda su vida.
A partir de ahí, la guerra empezó. "Tienes la caligrafía de un niño de 8 años." ¿No tenia acaso 8 años? "Este cuento parece escrito por un niño". "Este cuento es demasiado maduro para que lo hayas escrito tu solo". Llego hasta tal punto con sus ataques, que cito a sus padres para hablar con ella.
-Muy bien señora, la he llamado para hablar de su hijo, esta claro que tiene algún problema conmigo. La semana pasada se disgusto, por que no tubo la nota más alta de la clase. Pero claro, ¿como voy a ponerle la nota más alta a un chico? Las dos sabemos que la nota más alta ha de ser siempre para una chica.
Este razonamiento lógico hizo que su madre se quedase anonadada y decidiese no volver a hablar nunca con esa profesora.
Sin saber que hacer. Corrió a pedirle consejo a su padre por segunda vez en la vida. Y por segunda vez en la vida, su padre le aconsejo.
- Hijo, de lo que come el grillo, poquillo.
Ante esto, decidió no pedirle más consejos a su padre.
Los días en clase eran cada vez más horribles. Pero al menos iban transcurriendo. Todos los niños estaban doblegados ante la tiranía de ese monstruo de metro cuarentaicinco. Ender tenia que hacerle frente. Tenia que vencer al dragón. Pero ¿cómo?. Estaba en completa desventaja, y con las manos atadas. ¿Qué podía hacer? Y sin que
rer, llego la respuesta.
Faltaba una semana para las vacaciones navideñas, y todos estaban entusiasmados. Con las fiestas venían los regalos, y ese era el tema de conversación a todas horas. Y La Chinche decidió aguar la fiesta a todos y cada uno los niños y niñas de la clase, pregonando durante una hora sobre cuestiones de una moralidad... cuestionable.
- Chicos, en vuestras casas ¿que hacéis con las sobras de comida? A ver, Ender, en tu casa, ¿que hacéis?
-Pues... normalmente se lo echamos de comer al perro...
-¿Que? ¿Con la cantidad de gente que esta muerta de hambre en el mundo y le echáis la comida la perro? ¿No sabéis la cantidad de gente que se mue
re de hambre en África?
Y en ese momento respondió sin pensar, de manera totalmente inocente: - Pero... Seño, ¿como voy a mandar a África las sobras de la cena? ¿Las patatas y las vetas del filete que no me como no se pondrán malos antes de llegar a África?
De repente todos los niños de la clase empezaron a reírse. Él no entendía porqué, hasta que se fijo en la cara de odio de la profesora. Se dio cuenta entonces de que, a ojos de la clase había hecho algo que nadie más había conseguido. La había dejado sin argumentos. Delante de la clase. Había... ¿vencido? Era genial sentir el apoyo de la gente. Decidió dar otro golpe más y añadió:
- ¿Y si no puedo darle de comer al perro, que dejo que se muera de hambre?
Las risas y aplausos crecieron, tanto como la vena de la frente de La Chinche, cuya cara se iba enrojeciendo cada vez más y más y más y más... hasta que estallo:
- ¡Callaos!¡Callaos! ¡Dejad de reíros! ¡Dejadlo ya!... ¡Callaos de una vez o...! ¡LOS REYES MAGOS SON...!
Y así, la clase entera enmudeció. Las risas dejaron paso a un silencio incomodo solo roto por los resoplidos de la profesora. Poco a poco el silencio empezó a romperse como la ilusión de esos niños, y empezó a llenarse de llantos. De llantos, y de una carcajada nerviosa y triunfante llena de maldad y regocijo por el golpe maestro que acaba de asestar.
Esas navidades fueron grises para todos los niños de esa clase. Y el pequeño Ender aprendió una lección que le acompañaría toda la vida: Cuando ataques a un enemigo, asegurate de que no pueda responder a tu ataque. Asegurate de vencerle tan rotundamente, que nunca se levante para volver a atacar.
A la vuelta de las vacaciones, algunos alumnos habían abandonado el colegio, y necesitaban rehacer los grupos. A nuestro protagonista le cambiaron de clase, y con ello, tuvo un nuevo profesor y nunca más volvió a ver a La Chinche,aunque juro vengarse de ella en años venideros. Fue su primera enemiga, y le había derrotado completamente, y en el proceso, había acabado con la infancia de muchos niños, y eso no podía quedar impune. Anoto su nombre en su lista negra mental a la espera del día de saldar cuentas. Cuando el mundo fuese suyo, tendría unas palabras con ella, pero ¿cuando el mundo fuese suyo? ¿Como iba a llevar a cabo su plan, si también había fracasado en este intento? y esta vez, había sido en público. Necesitaba replantearse su estrategia...
Me muero de risa. Me encanta. Me lo paso genial. Ahora, también te tengo que decir que a partir de la segunda mitad del texto... digamos que se nota que exageras y fantasmeas un poco.
ResponderEliminarMi valoración final, no obstante, es de OLÉ, OLÉ Y OLÉ.
PD: Me encanta el detalle de la viñeta de Blue Beetle. Le estoy cogiendo mucho cariño!
LD
De exageración nada! todos los datos son verídicos y reales, aunque narrados con una excesiva verborrea y tendencia a la hipérbole para darle a la historia el dramatismo que se merece.
EliminarYo es que en vez de un angelito y un diablo ejerciendo de conciencia, tengo a esos dos discutiendo constantemente entre ellos, uno sentado en cada hombro.