jueves, 15 de enero de 2009

La noche en que llegaste






Los pies se hunden en la arena. Descalzos. Húmedos y fríos con el vaivén de las olas. Olas que vienen y van, recordándote caricias de amantes, de amores imposibles, de vidas no vividas, de sueños y promesas por cumplir. Todo queda atrás. Retazos de otra vida que ya no es la tuya. Que ya no es de nadie. Una vida con plaza vacante para ser vivida desde hace tres días. Cuando elegiste.
Una nueva ola te devuelve a la realidad. El peso del maletín en tu mano. Los bajos de los pantalones mojados por el oleaje intermitente. Probablemente el traje ya no vuelva a recuperar su dignidad. El agua salada no es lo mejor para un Armani. Claro que tres días de carreras, huir de un lado a otro sin quitármelo ni un segundo, tampoco. Pero valía la pena ¿no? Todo por el maletín. Por lo que hay dentro. Lo que siempre habías deseado encerrado en cuarenta por treinta por cinco centímetros forrados de piel. Ahí estaba. Hace tres días. Pasando por delante de ti. ¿Cómo no ibas a cogerlo? ¿Cómo ignorar los cantos de sirena que te prometían lo que siempre habías querido? Recuerdas. Estabas otro día más de tu vida, sentado en tu mesa en el agobiante cubículo al que te obligan a llamar oficina. Atrapado en tu trabajo de ocho a ocho, donde los sueños se ahogan. Donde los sueños se ahogaban. Donde los sueños se ahogaron. La cárcel que era tu vida desde que saliste de la universidad. No. Antes ya era una cárcel. Y tus sueños, planes de fuga. La vida se esfumaba ante tus ojos mientras hacías planes, adaptándote siempre a ella, pero ella nunca a ti. Como te adaptaste cuando fuiste padre. Cuando te casaste. Cuando no quedaba nadie para llorar. Pero no nos engañemos. Querías (quieres) a tu mujer. Querías (quieres) a tus hijos. En tu interior esperas que sean felices, que vivan, que te entiendan y perdonen.
Un motor. El ronroneo de un motor, es lo que te devuelve ahora a la realidad. ¿Quién vendría hasta esta playa en mitad de la noche? No te pongas nervioso. Será una pareja de jóvenes amantes buscando intimidad. ¿Quién si no iba a ser? Sería imposible que te encontrasen aquí. Cubriste bien tu rastro ¿verdad? Pero… ellos son profesionales, y tú te metiste por casualidad, por azar, por el visceral impulso que te llevo a coger la única y verdadera oportunidad de ser feliz de tu vida. No. Será una pareja. Pero no puedes evitar girarte a mirar. Y ves dos hombres bajarse de un coche. Trajeados. Te devuelven la mirada. Y en ese momento lo sabes. Vienen a por ti. Tus piernas lo sabían antes que tú, porque cuando te das cuenta ya se están moviendo. Das zancadas cada vez más largas. Agarrando fuertemente el maletín. Solo tienes que dejar atrás la arena. Entrar en el bosque es tu única oportunidad. Son solo cincuenta metros. Cuarenta. Treinta. Veinte. Y de repente dos truenos ensordecedores. Y antes de que asocies el sonido a algo, dos rayos en forma de proyectiles de plomo te alcanzan. En la pierna. En el hombro. Tu cara se hunde en la arena pensando en lo cerca que habías llegado. Y la negrura te envuelve. Antes de desaparecer por completo, escuchas el crujir de la arena provocado por los pasos acelerados de tus captores acercándose a ti, y por último, tres patadas, una en la cara, dos en el estomago y luego el silencio.

Negro. Todo esta negro. Respiras con dificultad. Tienes un saco en la cabeza. Polvo en la garganta. Toses. Más polvo en tus ojos. Oyes el motor de un coche y sientes que te estas moviendo. Te llevan a algún sitio. ¿Adonde? El motor se para.
-Sácalo del coche.
Eran las primeras palabras que les oías decir en todo el viaje. Por lo menos las primeras de las que eres consciente. Tienes el pulso acelerado. Intentas hablar. Preguntar que pasa. Pero no puedes. Tienes cinta adhesiva en la boca. Alguien tira de tu hombro.
-Vamos, ¡Sal!
Te arrastran fuera del coche. Tropiezas y te caes. Con las manos atadas a la espalda no puedes frenar tu caída. El dolor agudo te dice que talvez te has roto la nariz. Dos pares de manos te agarran de los hombros y tiran de ti. Metro y medio después tus pies comienzan a andar torpemente. Tu cuerpo esta entumecido, pero te das cuenta de una cosa. No tienes miedo. ¿por qué?
Notas un golpe metálico en tu nuca. Otro tirón. Pero ahora puedes ver. Te han quitado el saco de la cabeza, y tienes una pistola apollada en tu cabeza. Una mano se acerca a tu cara, y un ardor se apodera de tus labios cuando te arrancan la tira que tapaba tu boca.
-¿Por qué lo has hecho?
-¿Q…- toses- qué?
-¿En qué pensabas?
-…
- ¿Querías jodernos? Llevándote el maletín solo has conseguido joderte a ti mismo. Se te acaba el tiempo.
Y en ese momento, con la nariz embotada, y las lagrimas recorriendo tus mejillas, no sabes muy bien por que… te ries. No una risa a carcajadas, ni una risa nerviosa. Una risa sincera.
-¿De que te ríes?
Una rodilla en tu boca. El dolor te recuerda la situación en al que estas. Pero te da igual. No hay angustia. No hay nerviosismo. No hay miedo.
-Mátalo.
Te ponen la pistola en la boca, metalizando aun más el sabor de la sangre. Tragas saliva a duras penas. Te despides mentalmente de tu mujer. De tus hijos. Les deseas lo mejor. Pero no te arrepientes de lo que ha pasado. Por fin te sientes pleno. Feliz. Porque te das cuenta de que por fin habías llegado a donde querías. A la meta. Llegaste hace tres días. Cuando empezó todo esto. Cuando escapaste de la inercia que empujaba tu vida. Cuando llegaste al sitio donde la vida ya no es lo que pasa mientras haces planes. Donde la vida… se vive.
Un trueno. La cara se hunde en el suelo. La sangre salpica. Y luego… nada.
Fin.

16 comentarios:

  1. Con este título podríamos pararnos a pensar todos en la noche en la que alguien importante para nosotros llegó a nuestra vida

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  2. Podria ser perfectamente, ya que el titulo "La noche en que llegaste" es una reduccion de "La noche en que llegaste al sitio donde eres Feliz". Toda la historia en si es una metafora sobre eso. La felicidad esta en las cosas pequeñas, y tal vez no nos demos cuenta de ello. Puede llegar en forma de un maletin, en forma de una revelacion o en forma de una persona. todos conocemos a alguien que hace nuestra vida mas feliz, y el dia que llego a nuestra vida, nos hizo estar un poquito mas cerca del lugar al que todos no gusatria llegar...

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  3. Sí, aunque no todo el mundo sabe ver lo que le hace feliz, las pequeñas cosas en la vida que poco a poco te ayudan a ser feliz. A veces las tenemos delante y no nos damos cuenta y otras veces nos negamos a verlas o creemos que tendrán consecuencias negativas hacia nosotros cuando en verdad es lo que realmente nos hará felices.

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  4. La única manera de saberlo es mediante el ensayo y el error. Vivendo. Lo lei alguan vez algun sitio: "Lo que vives es lo que tocas"

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  5. De los errores se aprende, eso está claro. Lo malo es cuando aprendes demasiado tarde y ya no puedes rectificar

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  6. Tambien es malo no hacer nada pasarte la vida arrepintiendote de no haberlo hecho. La virtud esta en el equilibrio, supongo.

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  7. Sí, supongo que sí. Ojalá no tuvierámos que arrepentirnos de lo que hemos hecho o de lo que no hemos hecho alguna vez a lo largo de nuestra vida.

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  8. Lo que pasa, es que si nunca nos equivocasemos, no disfrutariamos tanto de los aciertos.

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  9. Es cierto, el problema viene cuando sólo tenemos fracasos. La vida hay que vivirla pero también hay que pensar en lo que viene después, ahí también está el equilibrio. Si la vida fuese fácil no tendría ningún misterio

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  10. La vida, como todo lo improtante, esta hecha de contradicciones...

    (la frase me ha salido sola)

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  11. Todo tiene contradicciones. Sólo hay que saber ver que eso es lo normal y aprender a vivir con la parte buena de cada cosa y saber llevar la mala.

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  12. Para saber lo que es la risa sincera, debemos conocer el llanto, para apreciar la lluvia, la sequia y, a veces, para llegar al norte, camianr hacia el sur.

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  13. La teoría es muy fácil, pero ¿y la práctica? ¿Quién es capaz de darse cuenta de que está caminando hacia el Sur para poder llegar al Norte?

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  14. Me encanta el relato.

    ¡¡nuriii!!

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  15. Hola Mark:

    Me gusto mucho el relato, es muy gráfico! se respira bien la atmósfera: es gris y azul oscuro, lleno de silencio.. Ademas esta en segunda persona que siempre me parecio muy dificil de llevar a cabo sin que se haga pesado o repetitivo, y sin embargo se hace facil de leer. Lo unico que te sugeriria es que lo releyeras para pulir alguna frase antes de mandarlo.

    Y sueeeeerteee!!! jejeje

    Lore

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  16. Haz un cortometraje YA!

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