Puede que exista, después de todo, un lugar donde las palabras puedan ser indefectiblemente verdades. Pero vivimos en un mundo donde las palabras son huellas en la baja mar. Quizá las grabes, pero la marea subirá tarde o temprano, y cuando se vaya, se habrá llevado tus palabras contigo. Vivimos en un mar de huellas, en un océano de palabras donde absolutamente todos somos culpables del mismo pecado: pretender que nuestras huellas, nuestras pisadas, nuestras palabras, hablen de nosotros del modo que nosotros queremos que la gente hable de nosotros.
Porque es fácil poner palabras, y nombrarlas ideales. Lo que no es tan fácil es poner ideales y nombrarlos en palabras.
si te fijas, no dice que las palabras sean las huellas, si no que deberían serlo. Que nuestras palabras deberían ser un reflejo exacto de lo que hacemos y lo que somos. Y no de lo que creemos que somos o de como nos vemos.
Pues entonces, en ese caso, mejor que el viento se quede quieto y no se las lleve a ningún sitio.
ResponderEliminar¿y si le digo al viento que se pare y juegue al escondite?
ResponderEliminar¿y que pasara cuando lo descubran? ningun escondite es para siempre, ender.
ResponderEliminarPuede que exista, después de todo, un lugar donde las palabras puedan ser indefectiblemente verdades.
ResponderEliminarPero vivimos en un mundo donde las palabras son huellas en la baja mar. Quizá las grabes, pero la marea subirá tarde o temprano, y cuando se vaya, se habrá llevado tus palabras contigo. Vivimos en un mar de huellas, en un océano de palabras donde absolutamente todos somos culpables del mismo pecado: pretender que nuestras huellas, nuestras pisadas, nuestras palabras, hablen de nosotros del modo que nosotros queremos que la gente hable de nosotros.
Porque es fácil poner palabras, y nombrarlas ideales. Lo que no es tan fácil es poner ideales y nombrarlos en palabras.
Esa es la dicotomía de la existencia, creo yo.
si te fijas, no dice que las palabras sean las huellas, si no que deberían serlo. Que nuestras palabras deberían ser un reflejo exacto de lo que hacemos y lo que somos. Y no de lo que creemos que somos o de como nos vemos.
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