sábado, 27 de junio de 2009

Es lunes y llueve.

Es lunes y llueve. Sólo otro lunes más. La gabardina cada vez esta más empapada, y el autobús no da señales de aparecer. Solo otro Lunes más, y aun quedan 4 días más antes del fin de semana. Todo es triste, gris, monótono y pasado por agua. Y ella llega tarde a la cita. ¿Será el primer lunes en el que no coja el autobús? Siempre es puntual. Siempre esa aquí. Coincidir con ella... verla durante los 12 minutos que dura el trayecto es lo que hace mas llevadero el tedioso pasar de los días. Se que hoy tampoco hablare con ella, que de nuevo me quedare sin aliento y sin palabras cuando pase junto a mi, cuando huela el perfume en su pelo, cuando... un momento, ¿Que es eso? ¿Tacones? La lluvia ha parado mientras me perdia en mis pensamientos, y ahora ella esta aquí, a mi lado. Parada a dos metros de mi, con la cara en la sombra, pero la reconocería en cualquier sitio.

Con una voz entre susurro y viento, de sus labios salen las palabras que tu nunca has sido capaz de decirle, y un sencillo y sugerente "Hola" llega a mis oídos. Esa voz... esa voz... me marea. Me hipnotiza... me hace olvidarme de mi nombre... ¿como era? Da igual, un tímido "hola" fue lo único que salio de mis labios. Ella me mira y me sonríe, y su voz vuelve a transportarme a paisajes oníricos:"Acompáñame, hoy no cogeremos el autobús."

Coge mi mano y empieza a caminar. Me lleva por sitios donde nunca había estado, lugares de la ciudad que no conocía, pero es raro, porque he vivido en ella toda mi vida... prefiero no pensar en eso. Pasamos por una calle con puestos a ambos lados... mercaderes que venden extravagantes colgantes, extraños pendientes, artesanía de lo más curiosa, prendas de exóticos colores... todo tenia cabida en aquel mercadillo. Nos paramos ante un puesto de zapatos y me dice que tenemos que hacer algo con mi calzado, ya que la lluvia lo había echado a perder del todo, y no me veo con fuerzas para contestarle cuando ya me he quitado las botas para probarme un par de zapatos que ella ha elegido "Pruébate estos... allá donde vamos necesitaras unos zapatos bonitos con los que puedas bailar""¿Bailar?" Respondo titubeante...

Despojado ya de mis viejas botas, voy probando zapatos tras zapato, sin encontrar ninguno adecuado, y con cada par, la sonrisa en su cara va haciéndose mas grande y sincera. Más bonita a cada segundo, y me sorprendo sonriendo junto a ella." Ya se donde esta el problema" me dice "Aquí no habrá ningunos zapatos para ti, porque has olvidado al niño que llevas dentro. Ya no te ilusiona estrenar zapatos nuevos... ya no recuerdas como soñar. Has olvidado el camino." ¿Es cierto? ¿Soy así? Nunca... nunca me había parado a pensarlo... pero... "No, eso no es verdad del todo" es lo que consigo responder con la fuerza que reúno. "Si que sueño con algo""¿Con qué?""...Contigo" Sonríe al oírme responder, y sentencia "Aun hay esperanza para ti, entonces" Me coge la mano y comienza a caminar calle abajo, arrastrándome entre los puestos descalzo. La sensación del suelo mojado bajo mis pies me recuerda a cuando era niño... es extraño, hacia mucho que no pensaba en ello. Cuando me doy cuenta, hemos llegado a nuestro destino. Un viejo teatro que parece abandonado. Sobre la puerta, un cartel donde el paso del tiempo había dejado su huella indeleble y ya no se podía apreciar el nombre. Entramos y el aire polvoriento y húmedo del hall trae una melodía que nace desde el patio de butacas. Nos adentramos y entonces, lo veo. En el escenario. Una joven baila al ritmo de la música. Se mueve con elegancia. Con naturalidad. No reconozco la melodía, pero no me importa. La danza me tiene hipnotizado. Ella rompe el silencio susurrándome al oído "Esa chica... es especial, baila aquí todos los días, siempre sola... bueno, sola no alguien baila con ella, ¿lo ves?"

Lo veo y no lo creo. Su sombra... baila con ella, le acompaña, le complementa, pero no sigue sus pasos... baila la misma melodía, pero no igual. Juntas se complementan. Su sombra es su pareja de baile. “Su sueño era ser bailarina profesional, bailar en un gran ballet. Su pareja de baile era su amante. Ensayaban juntos todos los días, se presentaban a todas las audiciones que podían, hasta que un día la eligieron a ella y no a él, y ella renunció porque no quería dejar atrás a su amor. Cuando llego a casa a contárselo, el le contó que se iba, que le habían ofrecido un puesto en un ballet de Londres y que había aceptado. A ella se le rompió el corazón. Estuvo tres semanas metida en la cama. No le quedaban fuerzas para vivir. No le quedaban ganas de bailar. El primer día de la cuarta semana, paso algo extraordinario. Sus zapatillas de baile estaban sobre su cama... ella no sabia como habían llegado hasta allí. Sin darse cuenta ya se las había puesto. Salio de su casa, y se encamino hasta este teatro. Al escuchar la música, comenzó a llorar. Estaba sonando la pieza que mas veces habían bailado juntos, pero esta vez paso algo extraordinario. Su sombra comenzó a bailar sola, a moverse y brincar de un lado al otro del escenario, y una sensación extraña la poseyó. Había escuchado la melodía cientos de veces, pero nunca la había sentido así. Y antes de darse cuenta, estaba bailando con su sombra, mejor de lo que había bailado nunca, sintiéndose más viva de lo que se había sentido jamás. Desde entonces, viene aquí todos los días, a la misma hora, para recordar porque sigue bailando. Baila por ella. Y esto, es lo que es este sitio. Es el teatro de Nuncajamás. Es el sitio donde vienen los sueños moribundos a hacerse realidad cuando ya nadie cree en ellos. Es el lugar de tu corazón donde te refugias, para seguir siendo el niño que se ilusiona con unos zapatos nuevos, cuando parece que eso ya no tienen cabida en tu vida." Coge mi mano de nuevo y camina conmigo hasta el escenario. Subimos los escalones, y una vez arriba se abraza a mí. La melodía cambia, y juntos, empezamos a bailar. "No se bailar" le digo y me responde de nuevo entre susurros, junto a mi oído "No es cuestión de saber, es cuestión de sentir" Cierro los ojos, y me fundo con ella en un baile que dura horas, o eso parece. El tiempo se para, la arena deja de caer en el reloj, y solamente... bailamos.

Después del baile, salimos del teatro, y bajo el cartel de la entrada me dice:"Ahora tu y yo, ya formamos parte de las historia de este lugar, un día alguien vendrá aquí le contaran la historia de como volviste a soñar, igual que yo te he contado la historia de la bailarina. Así es como será siempre. Así es como ha de ser." Y diciendo eso, me besa. Nos fundimos en uno solo." Ahora, tengo que irme.""¿Volveremos a vernos?""Claro, yo te observo todas las noches mientras duermes"

"¿Mientras duermo?" "Es broma, tonto. Te he soñado cientos de veces, y hoy me canse de ello y quería vivirte... Y lo he hecho" "Has hecho algo más, me has dejado sin zapatos" Le sonrío. Me sonríe. Y vuelve a besarme. Y se aleja caminando calle a bajo.

"¡Oye!" Le grito "No me has dicho tu nombre" Se gira, me sonríe y dice "Leona, aunque puedes llamarme Leo, pero solo en susurros, sino, no vendré a verte" Me lanza un beso y se va. Espero un rato, y acabo por marcharme yo también, deseando que llegue el siguiente lunes. ¿Con que soñare esta noche?